Al ingresar en este mundo virtual, al leer un libro, al mirar una película, nos encontramos con frases, hechos, personajes o historias que escritas por sus propios autores, trascienden en el tiempo por su origen y difusión y se transforman en significtivas e importantes para nuestras vidas.
Reconocemos a filósofos, escritores, poetas, relgiosos, atribuyéndoles una gran relevancia por sus testimonios, ejemplos y experiencias que quedan escritas en la historia y que en muchos casos marcan un camino, una luz de esperanza, o tal vez la posibilidad de contar con una nueva oportunidad para nuestro devenir.
Pero muchos, son los que sin ser conocidos y con un amor profundo, educan, enseñan, sufren, rien y nos acompañan y acompañaron todos los días de nuestras vidas escribiendo su propia historia junto a cada uno de nosotros.
Sus nombres no aparcen en los textos, en ningún blog, ni en internet, ni tampoco en ninguna calle o avenida, pero existen, están, estuvieron y estarán y su sello quedará marcado a fuego en nuestro corazón.
No son ilustres para quienes no los conocen, pero si para los que sabemos o supimos de ellos. Sus testimonios no se escriben con palabras, pero si con hechos que ilumnan e iluminaron nuestro transitar.
Tal vez su frase mas importante, es o haya sido un te quiero, su gesto mas importante, una caricia o un abrazo de amor, y el hecho mas importante, el habernos dado la vida y estar siempre a nuestro lado de manera incondicional.
En esta oportunidad, y con estas simples pero sentidas palabras quiero brindarle un humilde homenaje a Doña Maria Luisa Rocco, mi mamá, que el día 13 de febrero del corriente dejó de estar entre nosotros, así como tambíen a todas aquellas personas que día tras día de manera silenciosa escriben su propia historia desde lo mas profundo de su ser, dejando una enseñanza invalorable, digna de reconocer y enaltecer.
Clr. Marcelo Peralta